Durante el 2009 el IPEDeS realizó dos ediciones de la campaña “Nuestra Elección es la Solidaridad” (declarada de interés municipal), con el objeto de recolectar alimentos no perecederos destinados a asistencia directa a familias en estado de alta vulnerabilidad y necesidades básicas insatisfechas. Asimismo, se ha puesto en marcha una red de voluntarios con el aporte y orientación del IPEDeS en una relación de participación y compromiso recíprocos, junto al apoyo de instituciones públicas y privadas.
La segunda edición tuvo como protagonistas principales a los jóvenes alumnos de las Escuelas Secundarias marplatenses. Del 16 al 27 de noviembre del pasado 2009, la Mariano Moreno/Manuel Belgrano, Piloto, Técnica nº 3, Técnica nº 4, Media nº11 y Media nº 23 funcionaron como puntos de recepción de alimentos no perecederos.
La segunda edición tuvo como protagonistas principales a los jóvenes alumnos de las Escuelas Secundarias marplatenses. Del 16 al 27 de noviembre del pasado 2009, la Mariano Moreno/Manuel Belgrano, Piloto, Técnica nº 3, Técnica nº 4, Media nº11 y Media nº 23 funcionaron como puntos de recepción de alimentos no perecederos.
Balance de la Primera Campaña:
A 26 años de la recuperación democrática, la Argentina vivió un nuevo proceso electoral en el que la ciudadanía volvió a expresar preferencias.
Dejamos atrás así una campaña electoral plagada de frivolidades, con una casta política ensimismada en un clima de feroz disputa que contrastó notablemente con la indiferencia generalizada de la gente. Sabido es que cuando reina la indiferencia, perdemos todos.
La campaña “Nuestra elección es la solidaridad” impulsada por el IPEDeS y apoyada con la adhesión de múltiples actores de la vida cultural, institucional, social y económica de la ciudad, dio su primer gran paso este 28 de junio, y buscó interpelar a la sociedad en su conjunto respecto de la necesidad de recuperar la solidaridad como valor fundamental a la hora de proyectar con esperanza, un futuro realista de convivencia armónica entre los marplatenses y por supuesto, los argentinos.
Esta campaña solidaria nace como una iniciativa que apunta a contrarrestar los alarmantes niveles de degradación socio-cultural en los que se va sumergiendo la sociedad argentina. La percepción de esta realidad preocupante, y que atraviesa a todos los sectores sociales sin distinción, es la que nos había llevado a fundar el IPEDeS en su momento, como instrumento de construcción social sobre la base de la recuperación de valores.
A pesar de los innumerables problemas organizativos que debimos sortear al lanzar una campaña de esta magnitud sin recursos y sin infraestructura, a pura voluntad y sacrificio, con la colaboración desinteresada de las redes de voluntarios de escuelas, barrios y lugares de trabajo, la campaña y su instalación fue todo un éxito.
A mediados de junio logramos que, aun en medio de la campaña electoral, todos los bloques del Concejo Deliberante declaren por unanimidad el Interés Municipal. Asimismo, en el escaso tiempo de dos semanas, conseguimos que numerosas y variadas expresiones de la vida institucional, publica y privada, adhirieran formalmente al propósito de la campaña “Nuestra elección es la solidaridad”.
Tuvimos sobre la última semana, que resolver artesanalmente algunas cuestiones –de difusión y logística- que iban a ser garantizadas por algunos de los adherentes. No podemos quejarnos de los medios de la ciudad, prensa escrita, radio y televisión. Aunque podrían haberle dado más “manija” atendiendo el tipo de propuesta y el día en que iba a realizarse, supimos por quienes nos identificaban el domingo, que todos lo habían visto, oído o leído.
“Tapando baches” nos metimos de lleno en el último día. Casi la totalidad de los voluntarios pudieron cumplir con su función en el horario establecido (de 12hs a 16hs) e incluso algunos, antes de ese horario, de forma de aliviar el trabajo de los coordinadores de zona dedicados a pasar frecuentemente por los distintos centros de votación. A uno de ellos, en medio de la tarea, se le rompió el móvil y debimos reemplazarlo. A pesar de pasar necesidades acuciantes, se negó a que juntemos plata para ayudarlo. Ni se le cruzaba por la cabeza la posibilidad de obtener recompensa alguna por el esfuerzo solidario realizado.
En solo dos centros de votación de toda la ciudad tuvimos insistentemente serios inconvenientes con las fuerzas de seguridad y los fiscales electorales de los partidos políticos para poder desarrollar nuestra tarea. En el resto de la ciudad, la jornada se desarrolló tranquilamente con la colaboración pasiva pero generalizada de integrantes de las fuerzas armadas, de seguridad, fiscales y presidentes de mesa. A todos ellos también agradecemos su predisposición.
Muchos de los voluntarios y adherentes a la campaña, superando los inconvenientes organizativos propios de una iniciativa de esta magnitud, mostraron interés en continuar trabajando y colaborando, para ayudar a darle sustentabilidad en el tiempo a la misma, ofreciendo más compromiso en participar y solidarizarse con los que menos tienen. A todos ellos va nuestro abrazo y agradecimiento. En particular a los voluntarios de los barrios más pobres, y a los adolescentes y jóvenes de escuelas secundarias, que pusieron de relieve las ganas de continuar la campaña por otros medios y con distintas iniciativas en el futuro.
RECUPERAR VALORES PARA UNA NUEVA SOCIEDAD
Cerrando la jornada, nos cruzamos con cientos de personas que buscaban una explicación por el escaso nivel de participación de los votantes en la campaña alimentaria. A juzgar por los alimentos recaudados este 28 de junio, no habría posibilidad alguna de consolidar una propuesta seria de plan alimentario para ayudar a las familias más desprotegidas de los barrios en los que hemos empezado nuestra labor social y cultural. ¿Podría haber sido distinto? ¿Cuál fue la causa de esta escasa participación ciudadana en una campaña solidaria que no requería ningún tipo de esfuerzo adicional? Nótese que la zona en que se concentró la campaña estaba delimitada entre Juan B. Justo, Constitución, Champagnat y la costa. Es decir, en el perímetro en que se concentran los sectores medios y medio altos de la población.
En primer lugar, efectivamente podría haber sido distinto. Con que el 10% de los electores hubieran llevado un alimento, hubiéramos recolectado alrededor de 30.000kg que hubiera redundado en alrededor de 1500 ayudas alimentarias, bastante lejos de los 1000 productos recaudados y las 25 ayudas alimentarias posibles.
Como excusa generalizada, los cientos de personas con las que nos hemos cruzado en la jornada, nos han indicado cierta insuficiencia en la difusión de la iniciativa, completando invariablemente con la frase “está buenísima la idea, yo recién me enteré anteayer por la televisión y la verdad que se me pasó”. ¿Es cierto que los sectores medios de la ciudad precisarán semanas de anticipación para poder hacer el esfuerzo de llevar un paquete de fideos a un lugar al que de todas maneras concurrirán, para extender su mano solidaria a los que menos tienen?
La razón fundamental estriba en que la indiferencia y el “sálvese quien pueda”, la frivolidad y el egoísmo han penetrado peligrosamente en los corazones de gran parte de la ciudadanía.
Como decíamos más arriba, la convicción de que nuestra sociedad ha perdido en su esencia los valores que fundamentan la posibilidad de construcción de cualquier proyecto colectivo de convivencia armónica, nos impulsó a la necesidad de hacer una fuerte campaña de sensibilización alrededor de este peligro que amenaza cotidianamente con profundizar el proceso de desintegración socio-cultural al que asistimos.
Por eso decidimos luchar. Y seguiremos luchando por recuperar nuestros valores fundantes con participación, voluntad, dignidad y compromiso.